Se acercan las Navidades, fiestas entrañables donde las haya. Desde varios frentes intentan que este año año sean amargas y tristes, pero no debemos permitírselo. Hemos de celebrarlas en familia y con el auténtico espíritu de las mismas. Porque las Navidades no son luces ni centros comerciales. No son regalos materiales ni comilonas. Para los creyentes son la conmemoración de la llegada de Jesús a este valle de lágrimas, y para los no tan creyentes un momento especial del año en el que disfrutar del calor del hogar y la familia.
En cualquiera de los casos son especiales y no necesitan de regalos y cenas copiosas para poder ser celebradas con intensidad. Solamente necesitan el cariño de la familia, un Belén, un árbol (para que haya para todos los gustos) y los villancicos.
Y para que podáis tener al menos estos últimos quiero dejar unos cuantos aquí. Son los villancicos de siempre, los de la infancia de muchos de nosotros. Espero que os gusten…
Adestes Fideles
Arre borriquito
Ay del chiquirritín
Campana sobre campana
Dime niño de quién eres
Hacia Belén va una burra
Los peces en el río
Pastores venid
Ande, ande, ande la marimorena
Noche de paz
Mañana pondré más…
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