Animado por el comentario y posterior llamada telefónica de mi amigo Luis Herrero, felicitándome por «Oblivion» y Piazzolla, no puedo sustraerme a la tentación de publicar otra entrada dedicada a Astor Piazzolla. La tenía reservada para más adelante, como homenaje a mi padre, don Sebastián, gran amante del tango, aunque él, por su edad era más de Gardel y Acuña, pero estoy convencido de que si hubiera conocido a Piazzolla con más tiempo le habría cautivado como a su hijo pequeño.
Yo escuchaba tangos clásicos junto a él en aquella vieja cassette monoaural Philips, sin Dolby ni nada que se le pareciera, y con él empecé a sentirlos muy dentro del alma. Hay algo argentino muy particular, y sudamericano en general, dentro de este español que os escribe, que aún no sabe exactamente qué es, pero que arrastra irremediablemente su corazón al otro lado del Charco, que quizás algún día cruce. A Piazzolla lo descubrí tardíamente, cuando mi padre no estaba ya con nosotros. Me hubiera encantado poder compartirlo con él también. Lo primero que pude oír del gran compositor argentino, hace unos cuantos años, fue su «Adiós Nonino» en un arreglo para guitarra interpretado por el también argentino y gran compositor Jorge Cardoso, y sin saber que lo compuso en memoria de su padre fallecido, de inmediato sentí su profundo sentido de elegía. Es lo más parecido a lo que a mí me hubiera gustado componer a mi padre, si además de poseer el don de interpretar, más mal que bien, la guitarra clásica hubiera tenido el de componer, aunque fuera sólo mal. Pero no podemos tenerlo todo, para eso nacieron Piazzolla y otros grandes de la música, que voy dejando poco a poco reflejados en en este modesto blog.
Daniel Piazzolla, hijo del compositor, dijo refiriéndose a esta obra:
«Papá nos pidió que lo dejáramos solo durante unas horas. Nos metimos en la cocina. Primero hubo un silencio absoluto. Al rato, oímos que tocaba el bandoneón. Era una melodía muy triste, terriblemente triste. Estaba componiendo Adiós Nonino«.
Existen muchas y variadas versiones de este tango, considerado por muchos como la obra cumbre del compositor, que en 1990 llegó a decir que era su tango número uno, y que había intentando en vano superarlo en varias ocasiones sin conseguirlo. Yo quiero dejar aquí dos nada más, una curiosa y muy bonita de un arreglo para cello y guitarra interpretada por Javier Albarés y Marisa Gómez, en su concierto de 2010 en la Basílica de San Juan de Baños (Palencia), y otra interpretada por el propio autor, para quien quiera escucharla en toda su dimensión. Merece la pena ver y escuchar la interpretación de Piazzolla al bandoneón y su violinista, sin desmerecer al resto del quinteto. Fantástico.
Adiós Nonino – Javier Albarés (cello) y Marisa Gómez (guitarra)
Adiós Nonino – Astor Piazzolla y su Quinteto Tango Nuevo
Pido disculpas por lo extenso de esta entrada, pues al final me he puesto nostálgico como un tango, y ademas «amenazo» con volver a publicar sobre música sudamericana, que hay mucha y muy buena.